Por Douglas B. Holt
Todas las sociedades necesitan mitos, historias simples que ayudan a la gente a lidiar con las tensiones en sus vidas. Las marcas actuales más potente tienen éxito proveyéndolos.
Algunas marcas se vuelven íconos: piensen en Marlboro, Harley-Davidson, Apple, Absolut, Volkswagen… Son marcas que sobrecogen a cualquier persona de marketing. Reverenciadas por sus más fieles clientes permiten que una empresa conserve su dominio de mercado por muchos años. Sin embargo, pocos especialistas en marketing tienen idea de cómo convertir sus marcas en íconos, porque los íconos se construyen según principios completamente diferentes a los del marketing convencional. Estas marcas ganan las batallas contra la competencia no porque traigan beneficios distintivos, servicios confiables o tecnologías innovadoras (aunque podrían proveer todo eso). Tienen éxito porque forjan una profunda conexión con la cultura. En esencia compiten por una participación en la cultura.