Hace ya un buen tiempo, leí en el Diario Financiero el artículo “Las 30 profesiones que aseguran un trabajo para la próxima década”.
Quizás lo que más me llamó la atención era la importancia que tiene pensar en el largo plazo. Obviamente es en el día a día donde necesitamos los recursos financieros, pero también es de suma importancia que vayamos pensando en el futuro de largo plazo.
Quizás nosotros ya no alcancemos a preparar una carrera del futuro (20 o 30 años), pero nuestro entorno directo, familia e hijos principalmente, se vería beneficiados por este tipo de pensamiento. Si bien nuestro quehacer es diario y de mediano plazo, no podemos perder de vista el ejemplo que damos diariamente. El empuje y la pasión, la perseverancia y el trabajo duro, la seriedad y honestidad son valores transversales a cualquier época. Nuestra responsabilidad entonces, se centra en el ejemplo que damos a las futuras generaciones para que ellos también “creen valor”, para que vean que el emprendimiento es una variable diferenciadora, tanto en el ámbito interno de una empresa donde somos empleados, así como en uno que sea nuestro.
Escuchar se transforma en una variable crítica de cara al futuro. Cada vez que nos relacionamos con otros, sean clientes o personas de ámbitos no laborales, tienen una historia que contar. Esta “historia” debiera ser nuestro input para llevar a cabo los cambios necesarios.
No podemos atender bien a nuestros clientes si no escuchamos ni entendemos sus necesidades, no podemos ayudar a nuestros hijos a tomar las decisiones “correctas” si no ponemos atención a sus demandas y preocupaciones, no podemos ayudarnos a nosotros mismos si no somos capaces de ser autocríticos y buscar nuestras propias brechas de mejora. Cada día tenemos nuevas oportunidades de hacer las preguntas correctas que nos permitan extraer la mejor información para atender de la mejor manera a nosotros mismos y a todos quienes nos rodean.
La información está disponible sólo para los que son capaces de detenerse y escuchar atenta y empáticamente a los demás. Los pensamientos, ideas y oportunidades están en las Redes, es decir en lo que yo llamo la “calle”, en el metro, en el asado de los domingos, en la feria, en la reunión con un cliente, en el almuerzo diario en la oficina y también en la reunión de colegio.
Este “escuchar” sólo se hace efectivo realmente cuando nos miramos a los ojos, lo cual significa estar “disponibles” para otros. Los mails, celulares, whatsaap y otros, obviamente son muy útiles, pero no son verdaderos medios de comunicación entre personas reales. Sólo en la mirada se generan las verdaderas confianzas.
Cualquier emprendedor o ejecutivo exitoso construye una red de personas que lo provee de la información necesaria para garantizar la actualización permanente de la información. La red es la fuente inagotable de transformación personal y profesional. ¿Cómo podríamos saber hacia dónde va el mercado? o ¿Cuál es la tendencia del futuro?
Si bien en todo este razonamiento lo que está más presente son las personas, no quiero dejar de lado la manera tradicional de informarse. Las noticias, los diarios y publicaciones también son vehículos imprescindibles de abordar, son medios formales que nos permiten la actualización permanente de nuestro quehacer.
Sólo depende de nosotros disponer y asignar el valor a esta inversión de tiempo que nos garantiza una relación permanente entre personas de carne y hueso.
Las REDES son personales y se llevan a cabo entre personas reales